Cual bello ángel, volaste a cielo sin mirar atrás. Una vida de ejemplo y santidad, con tu dulce sonrisa conquistabas el alma, y con tus grandes verdes ojos enamorabas los corazones, con tu palabra alegrabas a todos los espíritus. Donde estás madre mía, y al sentir tu silencio, cierro mis ojos y te veo en el paraíso.
Cuanto el dolor me acoge llenando de lágrimas mis ojos, y tan solo puedo sentir tus brazos y la serenidad vuelve a mi.
Cuando te llamo en la noche de vientos huracanados te digo, mami haz que se tranquilicen los grandes árboles y de inmediato viene la quietud del viento y arrullas mi sueño.
Mami como me enseñaste tanto, y hoy soy portadora de tu palabra y continuo tu obra, el ser buena y humilde y hablar de Dios y su amor para todos.
Donde estás mamá este día si cumples ochenta años y no podemos celebrar contigo por que todo el cielo celebra y canta pleitesías a mi hermosa mami Betthy.
Nunca me cansare de amarte y venerarte mi ángel de bondad infinita, nunca dejare de contar el orgullo que tengo de ser tu hija. Donde estás mamita, no te puedo llevar rosas al cementerio, pero las tengo en mi corazón ofrendadas para ti y con el gran dolor de las espinas que hacen sangrar lentamente al saberte que estás en el cielo y espero algún día estar contigo y nunca más apartarme de ti.
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