Hoy está lloviendo y me inquieta más bien me encanta el olor a tierra mojada. Vienen recuerdos llenos de melancolía, de una gran hacienda de la familia Galuay. Cual hermoso lugar terrenal en donde el cerro con el cielo parecen unirse y darnos un panorama hermoso. En el cual el cielo besa con ternura la madre tierra, de ese lugar lleno de magia de tierra productiva y de maravilloso encanto. planicies, praderas, valle, lagunas, ríos y grandes pajonales en donde hoy en día mi padre desde el cielo ve su amada tierra.
Tierra de historia de nuestros Incas, en donde labraron la tierra y nos dejaron su legado de amor este pequeño sitio que conformó un día el Taguantisuyo.
Mi papi Claudio desde niña me contaba miles de historias que decía la gente cotedaña del lugar, recuerdo mi padre pescando en un río turbulento, que nos daba su fuente de vida, el agua para calmar la sed de todo este magnético y bello lugar de la familia.
Cuantos recuerdos de increíbles aventuras que vivió mi papi y luego sus hijos vivimos de niños unas cuantas aventuras, entre abuelos, tíos, primos, y gente nacida en este paraíso llamado Galuay.
La tierra llama, y hoy llora el cambio drástico que sufre por el pasar de los años. Nuestra amada hacienda cruje sus entrañas y se queja de dolor al ver el lugar mágico va tomando otra forma de su original.
Praderas verdes en las cuales se galopaba a toda velocidad, haciendose una el caballo y el jinete, que a pesar de los años imagino ver a mi amado papá cabalgar su gran caballo Moro, por todo el lugar.
El día transcurría con inmensa paz, donde el aire soplaba arrullando el sueño de la siesta, y trayendo el aroma de chocolate caliente del café de la tarde, mientras inconfundible el olor en las casas indígenas de una olla de barro que cocina las chiguilas y en poco estarán listas para deleitar hasta el más difícil de los paladares, con el sabor de la riqueza abundante de las cosechas de esta generosa tierra llamada Galuay.
El sol se oculta y la luna aparece en el cielo la luna, con el júbilo de estrellas fugaces que cruzan en el firmamento, de esta gran hacienda llamada Galuay.
Estática en mi memoria quedaron grabadas imágenes de tantas historias vividas en esta tierra amada por mi papi Claudio y la añoranza mía de algún día poder ver y sentir a esta gran y maravillosa hacienda de Galuay.
En sus altas montañas guarda los secreto de de la historia de una gran raza brava que gobernaba sus tierras sus dueños los incas, cuantas leyendas que aún se cuentan vividas el la tierra amada de mi papá mi Claudio.
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