viernes

Mis niños Tannia, Ingrid, Kenny y Mia.

   El esplendor de la  luz del nuevo día, otra oportunidad de vida, se escuchan el trinar de los pájaros, en los verdes llanos conejos y ardillas corren, se ve en el bosque cercano venados, alces, lobos, y osos. Todos están contentos se ven a las crías nuevas, tiernas y juguetonas. Sin miedo se acercan a los jardines de mi casa, y yo las miro por la ventana. Ellas saben que estoy, observándoles, pero no me tienen miedo por que ellas saben que las alimento en invierno, y me deleito con ellas en verano. 
Algunas veces mientras dibujo se acercan sigilosas para ver que hago, con sorpresa miran  al ver mis dibujos, se podría decir que quiere que les cuente mi historia. 
   Que les podría decir de mi vida, mis hijos han crecido, y se fueron dejando el nido vacío, y cada uno de ellos, abrió sus alas y levantó el vuelo para enfrentarse con sus respectivos destino. 
   Hoy me queda el silencio, y el recuerdo, de sus risas, y llanto. De sus travesuras e ingeniosas aventuras.  No puedo quejarme todos fueron niños buenos, penas no me dieron, más bien me rodearon de su gran amor y ternura. 
   Mientras largas jornadas de trabajo hacia, ellos me esperaban contentos para ver a su madre unos pocos minutos robados al tiempo. 
   Cuantos recuerdos mis niñas, dos de ellas son madres, y mi otra mi amor de mi vida trababa y disfruta.  Mientras mi hijo, mi niño trabaja arduas jornadas, como yo lo hacía. 
   Que gusto verlos a todos grandes y muy juiciosos enfrentando su destino. Que alegría  ver mis niñas grandes mujeres trabajadoras, y profesionales, y mi hijo inteligente, apuesto, con tantas ganas de conquistar el mundo. Pareciera mi tarea esta cumplida, pero no es cierto por que tengo tantos nietos y hay que ayudar mientras mis fuerzas lo  permitan. 
    Mis hijos crecieron lejos de mis amados padres y hermanos, no tuvieron la suerte de conocer a mi gran paterna y materna familias. Creciendo en este extranjero suelo donde ellos nacieron, aprendieron otras lenguas pero con orgullo también  la mía. 
    Que bonito se ve todo verde, y como resalta, el sol con sus rayos el lugar donde crecieron mis hijos, y hoy mis nietos.

A. P. Illingworth

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