Los enemigos, roñosos, y auto destructivos son estos siete capitales pecados, el orgullo, la envidia, la avaricia, la ira, la lujuria, la gula y la pereza, Pero el peor de todos la ingratitud de los individuos. Pecados en religión, para el hombre perdiciones.
Cual imponente, vanidoso y atrevido, vive callado, silencioso en algunos, este siniestro desconcertante una Soberbia, que muchas de las veces no tiene sentido a este enemigo creyente en la superioridad y no en la igualdad.
Señora Envidia vestida de mil colores, insinuante y atrevida siempre dispuesta a criticar sobre el vecino, esta mujer invisible que se ve por los ojos y corroe el alma, y vuelve putrefactos los sentimientos.
Va acompañada de doña Avaricia que sin saber es tal pestilente que teniendo tanto, no deja de ser tacaña de no quiere compartir las abundancias de frutos, prefiere ver podrirse y comer fariñas y desperdicios antes de compartir al necesitado.
Viene la prima de las dos primeras se llama Ira, descontrolada, peligrosa esta alerta para hablar sandeces, y decir estupideces, que salen de boca de unos que parecen estás poseídos por seres malignos, que nublan el pensamiento y aflora las malas acciones.
Si que esta fuerte viene la tía de todas se llama Lujuria en la cual criaturas que viven al placer del sexo y deseo de los morbosos en el pensamiento tienen plantados absurdas ideas.
Sin olvidar a la dulce de todas La Gula, si no existieras no harías tanto daño a la obra perfecta de la creación el cuerpo y destruyes la salud, no estás satisfecha con comer tanto, no puedes estar tranquila sin deleitar al paladar y ejercitar la boca con la mortal consecuencias .
Escondida para que no te divulguen te encuentras, disimulada entre sueños la vaga Pereza, que acompaña al ocioso que gasta su tiempo sin hacer algo provechoso para salir de la pobreza.
Pero hay la más maldita y desgraciada tal vez, es la más repugnante que se olvidaron de incluirla en la lista de las horrendas, La Ingratitud, animal ponzoñoso, altamente letal de la cual no hay ni antídoto, pero la que es la más usuales de las usuales la ingratitud del humano.
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