domingo

¡EN PAZ!!!

Muy cerca de mi ocaso, 

yo te bendigo, vida, 

porque nunca me diste 

ni esperanza fallida, 

ni trabajos injustos, 

ni pena inmerecida.


Porque veo al final 

de mi rudo camino 

que yo fui el arquitecto 

de mi propio destino.


Que si extraje las mieles 

o la hiel de las cosas, 

fue porque en ellas puse 

hiel o mieles sabrosas: 

cuando planté rosales, 

coseché siempre rosas. 


Cierto, a mis lozanías 

va a seguir el invierno:  

¡mas tú no me dijiste 

que mayo fuese eterno! 


Hallé sin duda largas 

las noches de mis penas; 

mas no me prometiste 

tan sólo noches buenas; 

y en cambio tuve algunas

 santamente serenas... 


Amé, fui amado, 

el sol acarició mi faz. 

¡Vida, nada me debes! 

¡Vida, estamos en paz!!

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