domingo

Carta al Cielo.

   Alzo mi mirada al cielo y digo Feliz día mamá, espero que me puedas escuchar mis palabras,  porque el cartero no puede entregar mi misiva en el cielo.  
   Recuerdo desde niña tus palabras de amor y las canciones de cuna con que arroyabas mi sueño y podía sentir una gran paz de tu infinito amor. 
   Cuando tu me llamabas mi nombre, sonaba a gloria con tu suave voz Bachita me decías. 
   Hoy es tu día, no te puedo entregarte flores, pero elevo mi plegaria al cielo donde estás tú madre amada. 
   Este es tu día mujer hermosa, el sueño eterno cerraron tus ojos y silenciaron tu voz, sin embargo vives en mi corazón y alimentas mi alma. 
   Feliz día mamita, una mujer extraordinaria, que luchó ante viento y marea por sus hijos y por papá. 
   Nos diste un gran ejemplo de perseverancia, lucha, y un gran amor, envuelto en tu dulce ternura de madre mi hermosa Betthysita. 
  No puedo ver tus ojos hermosos verdes azulados, cual dos brillantes que iluminaron mi vida y guiaron mis pasos. 
   Te fuiste vestida de blanco mientras un coro de  ángeles, querubines y cera fines cantaban para recibirte en el paraíso celestial. 
   Me dejaste sola a mi y mis hermanos, no esperaste un minuto ante el llamado de Dios.
  Recuerdo en tus manos en el santo rosario sostener  y escucho repetir a mi papi Claudio el Ave María y el Padre Nuestro y tu siempre enérgica decías. 
   El consuelo se consigue en el rezo y el Amor recibes de Jesús y María, con la bendición de Dios todo poderoso. 
   Cuando llovía torrencialmente y yo tenía miedo de los rayos, truenos y dentellas, tu decías, Porque temes? 
  Si tan solo allá arriba hay una gran iglesia,  el agua cae a la tierra para cuidar de la naturaleza, plantas, animales y flores. Y como si fuera poco Dios cuida a todos los seres humanos. 
  Siempre nos enseñaste a dar amor y ayudar al prójimo, nos enseñaste lo que es tener un corazón puro. 
  Nos diste las lecciones de vida, con tus manos labraste nuestro futuro, con tu espalda a dolorida nunca dejaste que nos falte nada. 
  Horas de desvelo mientras uno de nosotros se enfermaba y tu nos paseabas toda la noche, con tus melodías y no descansabas hasta que estemos buenos de nuevo. 
  Miles de historias bíblicas nos contabas y las enseñanzas que nos dabas fueron maravillosas y hoy al ser madre, las comparto con mis hijos. 
   Donde estás allá arriba, tal vez haciendo de las tuyas celebrando con mi otra maravillosa mujer mi abuelita Liita, y se que nos miran desde allá arriba repartiendo sus oraciones y el amor para nosotros. 
   Mamita te quiero tanto y te extraño pero se que lo te necesitaban allá en lo alto. 
   Hoy en este día solo quiero tu bendición, como te pedía desde niña. No es un adiós más bien es hasta pronto.

  Post Data: No hay direcciones en el cielo sólo el Amor que me lleva hacia ti mamita amada.

viernes

Soledad

 La sutil y delicada tarde que puedo ver desde mi ventana, veo el amanecer del día, y el crepúsculo de la noche.

 Un cielo azul, que se vuelve gris, para luego cambiar al recinto negro de la larga noche, pronto esta soledad se vestirá en la gala al mirar el manto negro con brillantes estrellas.

Dan en la oscuridad como un rayo de luna acompaña de luz rompiendo la monótona soledad.

  La ingeniosa puesta de sol, que pinta de magia de colores extraordinarios y cambiantes de tonalidades.  Mientras el día muere y noche nace.

 Observo callada y acompañada de mi silencio, la oscuridad de la caída de la noche naciente, que es pasajera, enigmática y austera.

  El cielo no solo se viste de brillantes y fugaces estrellas, también la luna está pintando con sus rayos de plata plagiados entre la silencio de la noche el amplio firmamento. 

  Nos recuerda el paso del tiempo y el efecto que llegó el otoño de nuestras vidas.  

  El olor a miel caliente, y el jugo de manzana, una exquisita fragancia a canela inundando con su aroma la soledad de la noche.

   Se acerca la noche y los recuerdos invaden mi mente, pero no olvido que me acompaña esta soledad con el sonido del agua que corre en el río.

  Así como las cuatro estaciones vienen en este lugar, hay etapas en nuestra vida que se visten del pasado, y jamas se puede olvidar el nacimiento de un hijo, y ver crecer un árbol y los versos escritos desde la infancia y tal vez hoy perdidos en un cuaderno viejo, escondido por el tiempo.

  Da sus frutos con el tiempo, la sombra y refugio, y cuando llega el ocaso de la vida, solo queda la soledad de nuestra existencia.