La oscuridad ha caído, insinuante y coqueta en el manto de la noche,
Extraviada y austera llega callada sin palabra alguna,
A los lejos se ve una luz y poco a poco va alumbrado el oscuro cielo.
Un lucero se ve brillar en el negro firmamento,
Un búho canta su melodía un poco desentonada y se podría decir solitaria,
Mientras un cuerpo desnudo yace en una cama,
Plagiando la belleza de una blanca piel,
Ojos dulces y hermosos una lagrima cae despacio rodando por sus mejillas,
Emana de su interior recuerdos que se desvanecen,
En el llanto silencioso de una alma enamorada,
Hoy se ve la oscuridad del día mientras paulatinamente se encienden muchas estrellas,
El el tul cuajado de luces acompañando a la luna que irradia con su luz,
Una silueta se divisa en la ventana,
Una mujer enamorada de la siniestra y fría noche,
Mientras en un lecho con sábanas blancas,
Espera cubrir su desnudez con la seda bordada que dice su nombre,
Dos seres separados esperando con ansías algún día tocar sus aterciopelados cuerpos,
Aunque sea un momento con amor y deseo de ser el uno del otro,
Una mujer yace acostada y su pecho expuesto al desnudo, y el su rojo corazón sangra,
En el brillo de los rayos de la luna,
Se escucha un grito desgarrador pronunciado su nombre,
La quietud de la noche llega a los dos enamorados separados por el destino,
Mientras en otra parte del mundo un hombre acostado contempla una vieja foto,
Un poco maltratada por el paso del tiempo,
El se lleva a su pecho y de pronto recuerda aquellos besos,
Que embelesadores se los llevaron lejos de él,
Separados los dos sus lagrimas caen por su rostro,
Recordando tiempos de antaño,
Un hombre y una mujer añoran aun el tiempo robado por destino,
Nuevamente desean estar en los brazos uno del otro,
Dos cuerpos son iluminados por la luz de la luna,
Entre suspiros y sollozos se recuerdan los dos,
El joven abrazado a ella y cierran sus ojos,
A la distancia nuevamente se ha escrito una historia que se perpetua en el tiempo,
Uniendo a los dos para siempre
dos extraños cuerpos.
Se repetirá con más fuerza el deseo de dos que guardaron en sus recuerdos en una oscura noche.
Por: Alexandra P. Illingworth.
