sábado

Recordando sus enseñanzas de mi Padre Amado Claudio.

   Un día decidiste ir de viaje, cual largo travesía emprendiste, en donde el sueño es eterno, donde no se puede ver el amanecer del día, en donde la noche tibia ronda las lapidas del cementerio. 
   Me dijiste adiós de la manera más bella y sublime que un padre puede despedirse de su hija. (¿A dónde vas mi amor me dijiste? y yo te dije ya regreso en un momentito. Me dijiste porque me mientes si sé que regresas a Massachusetts, ve porque allá están mis nietos y bisnietos. Dales un recado diles que los amo mucho, y yo rezare por ellos desde el cielo. 
   Me diste tu bendición y besaste mis manos, y con las tuyas temblorosas tocaste mi rostro, y me dijiste. Ya no puedo ver más que tan solo sombras, pero guardo en mi memoria tu rostro bello mi amorcito, mi Bachita. Mija, antes que regreses a casa ve a Betty, como esta, y dile que la amo mucho, y a la vejez se ha hecho vaga porque no me viene a ver? 
   Mi Amado Padre le dije Ella está bien solo tiene gripe y no le quiere contagiar. No podía decirle, que mi mamita se fue al cielo, y ella esperaba por El. 
   Mis labios se quedaron callados y tan solo un gran dolor que atravesaba mi pecho, un gran dolor rompía mi corazón). 
   Fue la última vez que pude hablar con mi papa, de coger sus manos y besarlas y agradecerle por todo lo bueno que nos hizo vivir. Agradecí a mi anciano padre, por todo, Él fue un gran hombre, un fantástico y extraordinario padre. Hoy miro todos los días al cielo, y lo saludo y le ruego que siga amando a mi madre como lo hizo en vida. 
   Que curiosa que es la vida, nacemos, crecemos, nos multiplicamos y sin darnos cuenta emprendemos gran travesía, por la eternidad. Un largo y temido viaje sin retorno. Al cual todos iremos, sin poder escaparnos o atrasar la partida. Siempre tenemos que amar la vida, la salud y dar gracias al Padre Eterno, por todo lo que nos bendice cada día. 
   Siempre me decía mi adorado papito, y yo siempre lo escuchaba. Hoy cuanta falta me hacen sus palabras, sus consejos, sus reproches. Cuanto me hace falta las historias que me contabas, cuanta falta me hace oírte y poder decirte lo que siempre te decía. 
   Te Amo mucho Claudito, te fuiste al cielo, el cual brilla hoy como nunca con su esplendor todo azul, y despejado y me rodean los árboles, que me recuerdan el verde azulado de tus ojos.

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