Hace algunos años atrás, en una noche especial, hacía frío, el invierno recién empezó, mientras la lumbre ardía, un chocolate caliente templaba mis manos, era una noche de silencio, en la cual nevaba y mi corazón se sentía intranquilo.
Con ansiedad y devoción rezaba, para que ocurra un milagro; y no sabía que en esa noche silenciosa, sería la mejor de todas las noches en mi callada vida.
Empezó con un simple hola, y fue el comienzo para una bella historia, que nació del silencio de la noche. El chocolate calentaba mis congeladas manos, y tú ponías el romance en la noche y el misterio de la fragancia perturbadora y deliciosa que sentía en mi corazón.
Que noche tan silenciosa que se podía oír los copos de nieve caer, y hacer más hermoso el manto blanco del invierno en una noche silenciosa.
Un misterioso hombre pensó en mi y sin saber sería el empezar algo diferente y despertar del aletargado sueño. El misterio se hizo grande de descubrir ese muchacho tierno que se escondía en el medio de la noche buscando tal vez una aventura y encontró sin querer una alma solo, para el.
El fuego consumía los leños en la chimenea y adentro mío habían luces de todos colores en donde se queda extasiado el tiempo, y todo parece inerte.
Sin que se suscite ante otros ojos, nada especial, pero solo para ese muchacho tierno y esa mujer tiene sentido algo que nació en el silencio de la noche, en el misterio de la oscuridad.
Quien no dice que se puede dar el amor en la oscuridad.
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