lunes

Historia de un vestido Blanco

La maldad está en cualquier parte, no sabes en donde la encuentras como está historia, una cría buena que robaron su inocencia, rompieron sus sueños, y fue humillada por un vestido.

Una madre buena exigente, estricta, y la que no permitía fallos en su primogénita, su voz siempre suave con energía y mando llamaba su niña, sin repetir una vez su nombre.

Un día esta pobre zagalilla, fue ultrajada de la manera horrenda, despojándola de su inocencia, pero el cobarde malévolo, luego dijo tú belleza me atrajo, me sedujo, y tú eres la única culpable de lo que paso.

Esta muchacha trataba ante las circunstancias de proteger a este mal tipo, pero ni así comprendió que solo quería salvar su misma ridícula vida.

Pasó el tiempo y la madre sospechó algo, al ver a su hija, le vio toda demacrada y muy delgada, no quiso preguntar, para no saber bien la respuesta, pero la enérgica madre, trató a su hija como a cualquier empleada de casa.

No tenía un ápice de clemencia, cada día amenazaba con contar al padre, y la pobre niña lloraba en silencio, y lo único que rezaba para no seguir alimentando amargura a su alma buena.

Llegó el punto que ya no se podía ocultar más el fruto del pecado, se vio obligad a huir dejando una estela de humo, misterio, desaparición y si sombra.

Una carta contaba que esperaba un niño y que pedía al padre que no le siga porque ya las cosas se habían dado y una vida latía en su vientre y llegaría lo más pronto e inesperado.

Paso dos semanas y una tierna muñeca nació prematuramente de seis meses y una semana, dio un grito a las seis de la mañana, la niña,se convirtió en madre, su salud quebrantada, y sus ojos siempre llenos en lágrimas.

Pasó el tiempo su padre le buscó hasta encontrar a su hija, y le llevó de regreso a casa, con un bebé muy chiquito en brazos.

El padre estaba impresionado con la pequeña criatura, que parecía exactamente a su hija de niña, la madre siempre dura, estricta y hasta cierto punto grosera por que la hija desobedeció a su orden.

La madre conoció a su nieta y lo único que dijo la abuela, te perdono la vida porque traes una hermosa niña.

Pasó el tiempo y querían que se legalice por la iglesia, pero la muchacha no quería, pero fue la exigencia de aquel infame hombre.

Empezaron los preparativos, el quería una novia de blanco, como el cura dijo que era su derecho, la madre dijo en la fábrica que se fabrique el vestido, cuando el dijo tiene que ser blanco y del diseño que me gusta.

La madre cogió el dinero, y en ese lugar se confeccionaban los más bellos vestidos de novia, la madre fue por ver la tela, pero ella no quería que nadie viera el vestido, ni los preparativos de la boda.

Pasaron los días todo parecía listo, para el acontecimiento de ese matricidio, fue entregado un ridículo vestido como si fuera del color de la manteca mapaguira, entre blanco, beige y sucio.

El hombre vio el vestido casi se muere de susto, no era lo elegido ni lo planeado, las invitaciones nunca se imprimieron, la boda se canceló, la madre se hizo la enferma, el padre viajó de apuro, y solo tres hermanos a is tierno a la boda, el dicho novio, y el fue.

Nunca hubo vestido blanco, ni fiesta, ni algarabía, el novio supuesto se fue con los amigos muy disgustado, y furioso, por la afrenta cometida.

La pobre mujer se quedó sola con La Niña en compañía de su hermana y cuñado, no hubo fiesta, no hubo alegría, más que lágrimas, tristeza y un odio del supuesto marido.

Pasaron unos días y el pregunto a la madre que paso con el vestido y solo respondió una mujer ya parida no merece ningún vestido blanco, no fiesta, no regalos, porque es una simple mujer manchada, lo blanco es de Los Angeles o De la Iglesia pero para esa podré mujer jamás se vestido de blanco.

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