lunes

Lluvia

Bendecida cae como un torrente aguacero,

Fertiliza y nutre los campos,

Líquido milagroso que preservas la vida sobre la tierra,

Para mi viene tu recuerdo en una melancólica tarde,

Recuerdo tu rostro que mi memoria,

Lágrimas del cielo caen milagrosas,

Limpian las mías que caen en mi rostro.


Lluvia tierna, agua celestial das vida, y fertilidad,

Traes en los más gratos momentos vividos,

Mientras mojabas mi piel, Delineabas las curvas de mi cuerpo,

Mientras mis manos extendidas al cielo,

Era el vals que bailaba contigo.


Como recuerdo los olivares,

Vienes a mi tus ojos verdes que loca me volvieron,

Como no amar a la lluvia,

Si es como te amo a ti,

Abundante como las gotas del cielo, tierno y dulce,

Como la mujer que estrechaste en tus brazos,

Aún recuerdo ese beso profundo,

Que parecía venir infinito,

Y cada uno de ellos,

Enloquecías mis entrañas,

Pero como saber que era el llamado de tu cuerpo, Para hacerme tuya.

Cuando recuerdo el agua caer dibujando mi cuerpo a través de un vestido de seda, que afirmaban una mujer joven, que deseaba vivir, soñaba y amaba, y de su pensamiento no pudo apartarte, aquel joven muchacho, su primer beso me dio.

Tal vez nunca supo besaba una dulce mujer y aprendía como corresponder con sus labios el gran amor que sentía por el.

Años esperar el encontrarlo, saber que está vivo, y que siguen nuestras ideas, uniéndose en una sola, así como el llamado de nuestros cuerpos de ser el uno del otro.

Labios rojizos con los primeros llamados de la primavera nuestra, que mostraban deseos, y desnudaban nuestros cuerpos, a pesar que nuestras vestimentas seguían cubriendo nuestras carnes de inocencia.

Con manos fuertes, estrechabas mi cuerpo, con cuidado y devoción evitabas tocarlo, para no despertar el llamado sexual, que en ese entonces adormitaba en el interior de nuestros cuerpos.

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